PROFESORAS
Valentin Contreras,Rayda
Huaynate yurivilca,Ana Maria
GRADO: 1° A,B,C,D,E,F,G.
- ¿QUÉ NECESITAREMOS?
Lee con mucha atención la información:
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LECTURA BÍBLICA:
La conciencia moral es la capacidad de reflexión del ser humano sobre aquello que es correcto en relación con el obrar. En consecuencia, se relaciona de manera directa con la ética; puesto que, la ética reflexiona acerca de la bondad o maldad de nuestros actos.
Veamos algunas características de la conciencia:El juicio que es fruto de la conciencia no es un cálculo práctico; a veces exige ir contra el sistema y/o salir del estado de confort.
En suma, la conciencia es el acto por el cual la razón discierne la moralidad de una acción pasada, presente o futura.
Pero, ¿Cómo no caer en el auto engaño?, con un diálogo sobre lo bueno y justo; deben conocerse razones y contra razones. Quien no se interese por ahondar en las razones de su actuar, aquel que se crea conocedor de la verdad, estará confundiendo la conciencia con un capricho particular. Pero estancarse en razones y contra razones no tiene fin, ya que en la vida es necesario actuar oportunamente y hacerlo con responsabilidad. La convicción con la que termina nuestro discurso la denominamos conciencia; sin embargo, no siempre se tiene la certeza de hacer objetivamente lo mejor. Lo que sí se puede saber, es cuál es la mejor solución posible en ese momento conforme a los propios conocimientos, por lo que formar bien la conciencia resulta un imperativo.
Formación de la conciencia
- Ciertamente es justo actuar de manera correcta,
pese a que no sea popularmente aceptable.
- Manda o prohíbe en su proyección al futuro y
remuerde o alaba cuando se refiere a acciones pasadas.
- Es una aliada para quien quiere hacer el bien,
pero sabe que puede equivocarse o engañarse. En cambio para el malvado es
una constante molestia.
- Es una voz interior que da al hombre una luz
sobre sus actos y le permite rectificar y, que enjuicia los actos que son
fruto de nuestra libertad.
- Es falible, se puede equivocar cuando no está
bien formada.
- Confronta intereses y deseos. Lleva al hombre
por encima de sí, permitiéndole preguntarse por lo bueno y recto en sí
mismo.
La conciencia se forma en la educación desde la infancia, inculcando el reconocimiento del bien y la forma de practicarlo. Para esto último, el ejemplo de padres y educadores es invaluable. La sinceridad con uno mismo, reconociendo las propias limitaciones, también es fuerza para la voz de la conciencia que nos invita a pedir el buen consejo a quien reconocemos como más prudente. Otro medio básico para la formación de la conciencia es el permanente estudio y adquisición del conocimiento de deberes, obligaciones y de todo tipo de saber.
Quien se cría en la mentira y en el mal ejemplo, se caracterizará por una conciencia carente de finura. Por el contrario, la conciencia delicada y sensible es característica de un hombre interiormente libre y sincero; que desprecia y no es presa de la violencia, el miedo, la ignorancia y las pasiones. Aquel que no forma la conciencia actúa con negligencia porque ésta es la puerta de entrada a las virtudes; si se apaga la conciencia, entonces nada nos importa
La sana o recta conciencia
La conciencia admite grados diversos de sensibilidad, pudiendo perfeccionarse o deteriorase.
Entonces la sana conciencia, frente a un acto moralmente malo, presenta un sentimiento de culpabilidad y manifiesta arrepentimiento, el cual no es puramente racional, sino también emocional, como una especie de dolor por haber actuado injustamente. El resultado de esta incongruencia es el remordimiento de conciencia y el paso siguiente el arrepentimiento, el que nos debe llevar, siempre que sea posible, a reparar el daño causado con el propósito de rectificar y recuperar la armonía interior.
Obedecer la conciencia
La conciencia es capacidad de reflexión del ser humano sobre aquello que es correcto en relación con el obrar. Luego cabe preguntarse, ¿Hay que obedecer la conciencia para que el acto sea bueno? Ciertamente no, porque no siempre está bien formada, ya sea por negligencia o por oportunidad. El mal no está en la conciencia sino en la ignorancia.
¿Hay que respetar la conciencia de los demás?
Cierto es que hay que seguir la conciencia, pero si ella lesiona el derecho de otros, entonces el hombre, como el Estado, tienen el derecho de impedírselo. El hombre sin conciencia podría hacer todo, por eso se puede encarcelar al que quiere mejorar el mundo por medio del crimen (los delincuentes). La libertad de conciencia tiene límites cuando no está bien formada; por lo tanto, no es lícito aceptar hacer lo que la conciencia manda. Así mismo la obediencia a las leyes no puede limitarse sólo a las personas cuya conciencia les dice que ellas son justas. La conciencia no es herida si se le impide hacer lo que manda.
Es lícito no hacer lo que la conciencia prohíbe. Lo que hiere, es obligar a alguien a actuar contra su conciencia, es como obligarlo a hacer algo que piensa que está mal; es decir, obligarlo a ser una mala persona, de aquí surge el derecho de reclamar objeción de conciencia para no obligar a hacer lo que la conciencia prohíbe. - Ciertamente es justo actuar de manera correcta,
pese a que no sea popularmente aceptable.
- ¿QUÉ APRENDERÉ HOY? RETO:Promueve la practica de acciones que fomentan el respeto por la vida humana y el bien común reflexionando sobre su convivencia en su entorno buscando mejorar el bien común
- INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN:ME AUTOEVALÚO
LISTA DE COTEJO
Apellidos y nombres
FECHA:
/08/2021
Grado:
Primero
Sección:
Nº
ASPECTOS / CRITERIOS
SI
NO
01
Comprende la importancia de escuchar a nuestra conciencia
02
Se compromete con acciones reales para el cuidado del medio ambiente
03
Escribe acciones que son posibles de realizar en su entorno social
04
Su reflexión denota preocupación por el deterioro personal y social de su entorno


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